Desde 1911 hasta el 2024 han pasado muchos años



Esta afirmación numéricamente pesa mucho y nos admira
bastante pero cuando analizamos la conducta humana en esos
tiempos no nos admira, porque a veces, por no decir a menudo,
decimos “eran tiempos pasados que no se repetirán”.


En el 2024 valoramos más la inteligencia y sus destrezas para
sortear los problemas vitales donde se juegan tu vida y la de tu
familia. Ya no importan mucho los valores éticos y morales.


Pero no está mal detenernos y reflexionar sobre la historia que
les voy a contar: Óscar Efrén Reyes, en su obra, Historia de la
República, afirma: el 11 de agosto de 1911 los cuarteles de Quito
y el populacho se insurreccionan.

Prudentemente el Ayuntamiento de la capital insinúa al Presidente que dimita.

Eloy Alfaro accede, después de unas horas de angustia pasadas en la
Legación de Chile. Enseguida, parte a Panamá; desfallecido,
entre los sarcasmos sangrientos de sus enemigos, moralmente
aniquilado y en la más sombría de las pobrezas… (1)


La nota (1) es tomada del diario “El Día”, del 16 y 17 de febrero de 1929, de la obra “El
General Don Eloy Alfaro” de don Pío Jaramillo Alvarado y dice así:


“Despojado injusta y violentamente del poder,…salió el General Alfaro del país y fue a establecerse definitivamente en Panamá. Talvez pensó morir en esta ciudad tan vinculada a su vida, a su historia política. Traicionado, ofendido, en la más grande y lamentable pobreza, del Ecuador, su patria, a la que tanto había servido y por la que había tantas veces sacrificado su vida y su fortuna, sólo llevó al destierro final la satisfacción del deber cumplido y el odio brutal de sus adversarios políticos. Puede registrarse en Panamá, en el archivo de uno de sus hijos, los libros de la contabilidad comercial del general Alfaro, en la época en que se dedicó a estas actividades. Pasa de un millón de pesos anual el monto de las operaciones con que giraba bajo su firma.

Es también constante que después de su primera presidencia, y cuando se recluyó silenciosamente con su familia en Guayaquil, era tal su angustia económica, que un grupo de amigos suscribió una cuota mensual para salvar de su penuria al señor General Alfaro.

Es un hecho histórico que cuando en conformidad con el contrato de construcción del ferrocarril suscrito en 1897, se verificó la emisión de 7.000.000 de dólares con la denominación de “bonos comunes” en beneficio de la empresa promotora de la obra, cuando le fue ofrecido al General Alfaro el 49% de dicho valor en su utilidad personal, pues la compañía constructora tomaba el 51%, y con estas acciones, la administración del ferrocarril, el General Alfaro rechazó noblemente el ofrecimiento de la Compañía e hizo inscribir ese porcentaje no estipulado en el contrato, en beneficio del Gobierno del Ecuador…

Este acto del General Alfaro, ha permitido con el tiempo adquirir ese 51% de la Compañía, o sea de los herederos del
promotor Harman y nacionalizar el servicio administrativo, antes de amortizar los bonos principales, correspondientes a los prestamistas extranjeros “…(fin de la nota citada).

Por Lic. Edwi Lautaro González Rey, miembro fundador de FOER.