(Primera parte)
Las iniciativas suponen un comienzo, no un final, por eso el empeño de crear algo, siempre se plantea al principio, arrancando del final de una persona o hecho significativo. Así, cuando nos dejó Óscar Efrén Reyes, por el año de 1966, siguiendo sus huellas, muchos nos planteamos un interrogante: ¿y…ahora?
Muchos contestamos con una iniciativa: las enseñanzas de una persona deben perdurar en el tiempo, porque asi somos los humanos, nos empujamos unos a otros, con el cuerpo o con las ideas.
Si alguien cree en la eternidad esto es un matiz de ella.
Casi nadie ha leído una obra más de veinte veces, pero si los hay, quienes desde los bancos escolares, les enseñaron a leer, comúnmente son personas que nacieron muy pegadas al silencio y a la naturaleza, esto fue Óscar Efrén Reyes, ¿con quién iba hablar? Si no conoció o no recordó a sus padres, ni a sus hermanos porque no los tuvo en su memoria.
¿Es posible hablar con el silencio? Pon un espejo delante de tu rostro y así comenzará un diálogo interminable; a medida que vas creciendo ese espejo va penetrando en tu alma y en todas sus facultades, inteligencia, sentimientos, voluntad.
¿Es posible hablar con la naturaleza? Pregúntale a un poeta, a un filósofo, a un científico, a un historiador, desde Homero, Virgilio, Quevedo, Cervantes, Isaac Newton, José Joaquín Olmedo, Rubén Darío, Albert Einstein, y todos dirán a través de sus obras que el diálogo es infinito.
Óscar Efrén Reyes en su obra, Breve Historia General del Ecuador, tomos II-III, leída muchas veces por varias generaciones del Ecuador, maneja el silencio y la naturaleza, como elementos necesarios para descubrir lo que esconden los siglos, los años y los muertos, mediante el uso de las interrogantes, las frases entre comillas, las letras en negrilla, por ellas, el lector, sabrá descubrir, respondiendo en su silencio interior, las afirmaciones rotundas, las respuestas del historiador.
Descubrir, para las futuras generaciones, los motivos, las razones, los sentimientos y las apetencias de las actuales y pasadas humanidades, es un riesgo histórico que afronta con coraje, valentía y verdad Óscar Efrén, siempre apegado al silencio, a la naturaleza y a la verdad.
Curioso es el primer problema que plantea el historiador: ¿qué hacer frente a un poderoso y superior, en armas, ejércitos y tácticas sagaces?
Y se contesta con las frases del pueblo inteligente y poderoso: “Ultimo día del despotismo y el primero de lo mismo”.
¿Qué querría decirnos el historiador con esta frase en negrillas?
No añade más y espera que el lector se conteste asimismo: ¿despotismo habrá siempre?, ¿siempre tendremos que luchar contra ese monstruo?, ¿no será mejor acomodarnos, someternos, pagar tributos al extraño?
Hay algo que siempre estará claro para el historiador. No escribe para el pasado, siempre lo hace en lenguaje de futuro. Autor: EDGREY.